Pasó un minuto, pasó una hora, un día, dos...
tu presencia se fue, mi inocencia quedó,
poco a poco tu esencia se desvaneció.
Mire el eterno horizonte, buscando estuvieras ahi... no fue así.
La abstracta imagen de tu rostro, se deslavo de mi memoria,
la calidez de tu voz, murio con el invierno de mi soledad.
Ya no se, que hacer, en donde te puedo buscar,
se quedo sola mi tristeza, y triste mi soledad.
A paso cansado en la brecha,
me vuelvo a poner a andar;
llévo en el alma otra flecha,
de otro amor sin lograr.
